21 de diciembre de 2009

Baile en un barco de papel ( parte I)


“Mientras todos en la casa dormían, los juguetes comenzaron a salir de sus lugares. Los soldaditos de plomo, que estaban dentro de su caja, no consiguieron salir, pero el soldadito de una pierna que había quedado fuera de su caja. Todo era barullo y algarabía. Los únicos que no se movían eran la bailarina y el soldadito de plomo. Ella se mantenía en su postura, de puntas con los brazos en el aire; él continuaba firme en su única pierna, sin apartar su vista de la dama.”



-Frágil bailarina, me he despertado preguntándome qué significa "gustar".
-Vale, por ejemplo, me gustas tú.
-¿Qué quieres decir con eso?
- Que me gusta tu sinceridad y cómo miras a los ojos introduciéndote en ellos hasta incluso traspasarlos sin incomodarme, con dulzura. Me gusta cómo te expresas. Me gusta lo justo que eres y tu tendencia a no dejarte llevar. Me gusta tu concepción del amor. Me gusta tu concienciación de los problemas de los juguetes y tu capacidad de dar juicios consecuentes. Me gusta tu paciencia con las personas y tu impaciencia por saber de mí. Me gusta tu sensibilidad y apreciación de la “belleza”. Me gusta tu detallismo. Me gusta tu carismático estilo. Me gusta tu ánimo emprendedor. Me gusta que me dediques tus mejores sonrisas. Me gusta tu falta de maldad y tus remordimientos. Me gusta que me dejes ayudarte. Me gusta que te guste compartir tu tiempo conmigo. Me gusta que lo tengas tan claro. Definitivamente me gustas.
-... ¿pero es que me quieres?
-¡No! Me gustan muchas cosas de ti… pero me gustas mucho más en detrimento mío, porque no me gusta depender de ti, ni decepcionarte, tampoco esperar demasiado, no me gusta ilusionarme contigo y sobre todo, ¡no me gusta que me gustes tanto!
- Lo que pasa es que no quieres quererme, ¿es eso?
- Lo que pasa es que no sé lo que me pasa. Para cuando alguien como tú sube al joyero donde me encuentro no creo que sea verdad. Entonces lo cierro, cerrando la puerta de la posibilidad y no dejo que mareen mi cordura las ingenuas ilusiones como si de mosquitos revoloteadores se trataran, que me pinten de rosa mis sentimientos polvorientos. Tú me embarcas en un barco de papel sin rumbo hacia aguas desconocidas; es complicado explicar que el viaje me complace pero temo el destino y aun más temo encallarme. Por eso no deseo ni dejarme embargar por tus bellos retoricismos que me inundan poco a poco…
-Tan solo soy un soldado con fallos, pero mi cojera no me va a impedir bailar contigo. ¿Me concedes este baile?
- ...

1 comentario:

  1. se llama amor quizá... pero el amor es como un barco de papel, nunca sabes si llegarás a la otra orilla o caeras al rio, uno mismo debe darse cuenta de que barco elegir para cruzarlo...
    no quiero verte nunca en el rio, no quiero ke nadie te aga daño...

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