23 de diciembre de 2009

Baile en un barco de papel (II)

- ¿Por qué estás de espaldas, bailarina?
- Intento imaginarme que estoy en una isla desierta, donde los únicos murmullos sean los de las olas…
- A mí también me llegan esos murmullos, pero aquí son injuriosos.
- Quiero escapar aunque solo sea un momento, para que también los gritos solo sean graznidos y cánticos.
- ¿Me llevarías?

- No, querido, porque los juguetes se enfadarían. Odio que lo hagan, y más de ese oculto en su caja de muelle, vigilante… los demás le avisarían y saldría agarrándome cuando intentara salir.
- ¿Por qué habrían de hacerlo?
- Porque debo seguir unas pautas y bailar a las horas indicadas. Me muevo al son de los cánones y de las expectativas de los demás, no puedo cambiar mi danza. No soporto que no me dejen bailar por mí misma, que piensen que mi cambio será menos bello y que si me dejan llevar mi ritmo dejaré de ser la frágil e inteligente bailarina obediente e inmóvil en esta habitación, incluso me escaparía y no volvería a dedicarles mis danzas. Es mejor que siga así, sin libertad… es más seguro tenerme erguida solo sobre una punta.
- ¿Estás enfadada con ellos?
- No podría, son parte de mí. Pero les disgusta que subas aquí.
- ¿A ti también?
- A mi nunca, soldadito.
- No necesito nada más.
- No te conocen. Pero…tampoco yo.
- Súbete al barco de papel, te llevaré a una isla desierta, donde escucharemos murmullos y gritos que no te hieran.
- Será la próxima vez. Ven que te conozca, bailemos…

1 comentario:

  1. los juguetes quizá estaban preocupados,pero seguro que con solo saber que la bailarina está bien, ellos lo están.confían n ella, total siempre han compartido escenerarios de juego

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