23 de noviembre de 2009

El Dominó de la vida

Me veo de nuevo en la biblioteca.
Si siguo atañándome costumbres, dentro de poco la veré como mi estudio personal.
Quisiera contaros que ya estoy bien, pero aun no parece manifestarse esa sensación en mi ni por dentro ni por fuera.
Sí puedo contar que este fin de semana hemos hecho algo extraordinario. Lo hemos conseguido. A pesar de las difucultades, de los contratiempos... todo ha salido bien y hay una nueva buena labor realizada, la cual quedará en mi memoria en la de algunas más.
Ví una película, repetidas veces ya, llamada "Efecto mariposa" en la que se sostiene la idea de que una acción repercute sobre las siguientes. No existen actos aislados sin consecuencias en el futuro. Todo está interrelacionado, como unido por un hilo.
Quizás la vida sea una larga y valiosa cadena, y cada uno de los hechos sea un eslabón que formara parte de ella, imprescindibles todos.
Si esto es así, la labor que hayamos hecho repercutirá en un presente y futuro. En este caso, la satisfacción de que será favorable ocupa el primer lugar.

Sin embargo, incluso las acciones con la mejor intención del mundo pueden traer problemas. Por difícil que parezca, hay extremos que se se tuercen. Un lazo de amistad peligra desde aquel momento, porque como se suele creer, un amigo verdadero te demuestra que lo es en los malos momentos o cuando llega la hora de ayudarle... pero si no llega la ayuda o colaboración de quien creias que lo era ¿qué debes pensar?
Lo más lógico sería molestarse, como hice o he hecho yo, pero la amistad no es nada lógica, y aún menos algunas personas. Más complicado se vuelve cuando esa persona te replica que tu resentimiento no es justificado porque no sabes ver los verdaderos motivos...
La confusión y la rabia se funden. Lo primero que pasa por la cabeza es definirlo como una excusa barata procedente de una boca que no sabe que no naciste ayer, y la segunda, la duda de que haya una intención disfrazada detrás de estas palabras sin coherencia aparente.
De todos modos, la situación pide no bajar la guardia, y sin saber ni cómo ni por qué el lazo se ha hecho delgado por momentos, hasta convertirse e un hilo, del que pende todo entre los dos. Y los dos fuimos conscientes, quedando ahí la cosa... sin fuerzas para luchar por ambas partes.
Si la labor dicha anteriormente no hubiera sido con buenas intenciones ¡no sé qué huera pasado ya!

Claro que al final el bueno siempre gana y la unión entre los que formamos parte de este reto fue mayor, adornando con un lazo, esta vez más consistente, nuestra amistad, del cual necesito ahora más que nunca y del que sé, aunque a veces sienta que ya no me abraza, que nunca me va a soltar.

Quizás haya una fuerza invisible que nos envuelve cuya misión es, poco a poco de una manera casi imperceptible, desplazarnos a cada uno al lugar que nos corresponde, a la situación que merecemos. Quizás cuando alguien da un paso más importante de lo normal, esta fuerza se manifiesta con mayor velocidad, dejándonos así percibir estos desplazamientos, o como lo llamos nosotros, destape de ojos, quitarnos la venda que no nos permite darnos cuenta de las cosas, desengañarnos... entonces decimos "el tiempo pone cada uno en su lugar"

Siento realmente miedo al pensarlo, al imaginar cual será mi lugar.
Yo soy de las que piensan que cada uno puede cambiar su "destino" pero hay cosas que se escapa de nuestra manos, y no sé si esto es una de ellas.
Como ya he dicho, es muy probable que nuestra vida sea un conjunto de conductas relacionadas, y cuando erras en un punto, puedes desencadenar una serie de derrumbamientos como si de una fila de fichas de dominó se tratase. Por suerte, tenemos la capacidad de darnos cuenta de nuestra metedura de pata y parar la cadena y volver a empezar...eso si lo alcanzas a tiempo. Me imagino mi vida como una inmensa fila de fichas: perfectamente colocadas del presente en adelante, y una rista por detrás, que más que una fila veo segmentos discontinuos resultado de la caída de fichas por el camino. Son mis errores cometidos. Algunos puedo verlos con claridad desde donde estoy, estropeando la perfecta fila y a la vez recordándome que no los vaya a repetir. Dudo que alguien la tenga intacta, cosa que no me consuela demasiado, sin embargo ¡aún tengo mucha distancia por delante!

Ahora me hago las siguientes preguntas ¿qué pasa con los pensamientos de querer hacer algo que no pisaron el terreno de la existencia? ¿tienen alguna repercusión en el futuro las acciones que no llegaron a ser? como me dijo esa persona, ¿tienen que ser consideradas a pesar de no haberse hecho realidad por no pecar de importunas, de complicadas o por cualquier motivo que impidieron a la persona llevarlas a cabo? ¿cuál es el destino de estas obras y sentimientos pensados? Si les pudieramos dar un "sí" nos ahorraríamos el adelgazamiento de algunos lazos, pero me temo que, a pesar de mis pesares, son solo humo...

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