26 de marzo de 2010

Para un momento, quiero tomar una conversación

De un arlequín se espera que sea sincero,
pues bien, tengo que admitir que, mientras hacía un intento de acompasar mis movimientos con la música, descubrí que hace tiempo
que necesitaba una buena conversación.
No sé si se puede echar de menos algo que ha sucedido pocas veces,
pero deseaba y deseo
poder hablar tranquilamente.
No me refiero a hablar por el camino o en las comidas de temas en retales,
o de planes inmediatos ¡o de asuntos banales!,
porque eso si es fácil de conseguir y lo tengo…
a lo que me refiero es poder tener una conversación
que tenga una carga por sí misma y no sea una acción
que simplemente precede a otra y la disfrutas entrecortadamente,
como con la impaciencia de que empiece el segundo plan del día.
Las prisas, incontinencia de una actividad tras de otra para no dormirnos en esta vida
y estar realizando continuamente cosas diferentes.
Parece que nada tiene importancia en su esencia,
que vamos acelerados por las ganas de aprovechar el tiempo,
todo carrera, todo impaciencia,
nada más que apresuramiento…
es el afán de un no parar que no te deja percatarte del sabor de los momentos
con sustancia, como digo yo. Creo que ya pocos valoran deleitarse con un tiempo pausado, y con esto no quiero decir uno aburrido
en el que los segundos pasan como minutos.
No, me refiero a poder hacer un alto en el camino,
coger aire y entrar en un estado de contemplación: poder mirar qué hay a nuestro alrededor, y notar sí nos agrada.
Y si es así, querer compartirlo con alguien.
Quiero no vivir en una maratón, yendo de un lado a otro mareada,
metiendo en mi cabeza toda la información posible de esas hojas para soltarlo en una prueba a contrarreloj. Pero sobre todo quiero regalar mi tiempo y mis sentimientos
a la gente a la que valoro y sé que puede darme el alimento
que necesita la mente y el corazón.
En definitiva, ¡charlar!, saber qué piensan del mundo cuando ven las noticias o cuando un amigo le deja de lado.
Volar con las palabras de alguien. Conocer bien a esa persona que te provoca fascinación. Desahogarte con confianza. Pasar el tiempo sentado en una confortable conversación…

1 comentario:

  1. Coincido. Y es que ya no se valora el placer que da una buena conversación...
    Contar problemas, caminos, y el porqué de esos caminos.
    A veces los planes mas tranquilos son los más divertidos, y los mas sorprendentes.

    Un abrazo arlequín. Feliz semana santa. Nos vemos a la vuelta!

    ResponderEliminar