11 de octubre de 2010

Todo llega y todo pasa

Hoy es 11 de noviembre y el frío nos vuelve a saludar.
De nuevo resfriada, con apuntes entres mis brazos y un otoño renovado que vivir; nada fuera de lo común. Pero en realidad hoy escribo porque hace exactamente un año que una ilusión brilló en mi corazón, naciendo así una idea en mi cabeza. Lo demás ya lo habéis podido leer.
Lo cierto es que han pasado muchas cosas durante estos complejos doce meses: relaciones que han brotado, otras que se han marchitado por el engaño y otras tantas que se quedan para no quedar irse. También llegó la amistad de nuevos compañeros y viejos compañeros que volvieron. Cómo no, hubo alegrías, instantáneas de momentos para colgar en papel naranja, aunque no faltaron miedos injustos, enfados y alguna que otra resignación. Pero como quien dice, las coas buenas no se apreciarían sin las malas, de modo que lo bueno en el recuerdo y lo no tan bueno para el bolsillo, así lo llevemos con nosotros para no volver a caer en ello.
Creo que nunca me marcho vacía de un año tan fructífero; un año de sentimientos.
Aunque pensemos que no y a veces no seamos conscientes de ellos, todo llega y todo pasa, y pasa como un tren que no espera, asique estemos atentos en esta vida porque cada vez que respiramos se escapa un aliento de vida… cada vez que el corazón late, una oportunidad nace. Y las oportunidades hay que aprovecharlas, ¿no creéis?
Quién sabe como estaremos el año que llega, y cuántas cosas nos habrán ocurrido, lo que sí sé es que quiero vivirlas, experimentar cada sensación e ir acercándome más y más a lo que soy yo, un bohemio arlequín entre mil payasos y millones de estrellas por descubrir.


Y como "de bien nacidos es ser agradecidos", se lo agradezco un Niño Vaho y a un Príncipe Mendigo*

22 de septiembre de 2010

Tercer día: aburrida

Por primera vez en este año, vuelvo a escribir desde la biblioteca de la universidad.
Ayer me dieron una de las mejores noticias de estos últimos meses, y es que conseguí lo que me tenía todo el verano preocupada: aprobar el último curso de inglés de aborrecida escuela de idiomas, y con ello puedo dar clases e incluso opositar, pero vayamos con tranquilidad, que primero están tres cursos por delante en la facultad. Y digo tres porque he tenido mucha suerte con respecto a mis compañeros y ahora solo amigos, ya que a la inmensa mayoría los han dejado por el camino, impidiéndoles seguir con el plan origen o avanzar al siguiente del nuevo con tan solo una asignatura suspensa. Mis amigos lo llaman injusticia; yo no sé cómo llamarlo, pero me decanto más por mala gestión y organización. Incluso a mí, pasando limpia, me han desaparecido los créditos de una asignatura que superé el año pasado, pero bueno, no voy a ir recriminando a mi profesora lo que se ha impuesto por superiores; hay que acatarlo y ya está, sea o no justo.
Hoy es mi tercer día y ya me veis aquí escribiendo en horas de clase porque no asisten los profesores (a saber el caos en el que se están viendo envueltos también). De momento el frío no ha hecho presencia y aun tengo tiempo libre para salir por las tardes para engrasar la relación con mis amigos de universidad tras tres meses de incomunicación.
Es extraño como, alguien a quien ves unas cuatro horas de media diarias, desaparece de tu vida durante un periodo de tiempo, así porque sí, y reaparece del mismo modo.
Bueno, me voy a ir yendo otra vez al aulario, a ver qué impresión me dan mis nuevos profesores. Ojala este curso sea provechoso y, sobre todo, agradable.

6 de septiembre de 2010

Medicina indispensable

Hoy voy a hablar un poco de una enfermedad que te coge por los cuernos en el momento más inesperado y que es tan contundente que se hace muy difícil de asimilar, tanto por la víctima como por sus familiares como un buen amigo mío…


Si bien algunas leucemias tienen carácter fulminante, otras pueden ser enfermedades indolentes, de presentación insidiosa. Ya que no existe ningún síntoma que por sí solo y de manera específica permita diagnosticar esta enfermedad, el método más seguro para confirmar o descartar el diagnóstico, en casos seleccionados, puede ser realizar una biopsia de la médula ósea. Algunas de sus manifestaciones clínicas más importantes son: decaimiento, falta de fuerzas, mareos, nauseas, inapetencia, disminución de peso importante, fiebre y escalofríos que duran varios días sin una causa aparente, sensibilidad ósea, dolores articulares y de extremidades, sangramiento y anormal y hematomas, palidez de piel… un sinfín de injusticias que empiezan a darse en ti sin poder evitarlo.
La impotencia de los seres queridos es tal que no tardan un segundo en ofrecer su médula espinar. Mi amigo sabe que muy bien que sufrirá intensos dolores de espalda durante meses, pero nada comparado con lo que está padeciendo su madre. Al fin y al cabo, el amor hacia una madre trasciende hasta dar su vida por ella.
Los amigos a veces no sabemos como actuar; unos no hablan del tema por miedo a meter la pata, otros actúan como si nada pasara intentando animarlo, otros tantos intentan que hablen del tema para que se desahogue, mientras que otros le dan ánimos y les prestan su coraje, aunque ninguno sabe si lo está haciendo bien, ya que nunca es suficiente en estos casos.
Como siempre, “cáncer” es una palabra que aterra y, sobre todo, que siembra una impotencia a veces imposible de sobrellevar allá por donde pasa. Arrasando. Desde aquí, inútilmente le mando mi apoyo a esa familia que hace poco pasó por otro cáncer. Me hace pensar, y supongo que no soy la única, lo mal repartidas que están las desgracias… hay tantas y de tantas índoles que es complicado que no nos toque alguna.
¿Pero sabéis qué? Que la vida nos recuerda, y si no lo hace ella lo hará alguien querido, que no debemos enterrar todas las cosas buenas que siempre están a nuestro alcance de donde poder agarrarnos cuando vienen los huracanes, nos ayudan a que no nos traguen, y sin embargo en esos precisos momentos olvidamos que las tenemos. No hay que dejar que se nos hagan invisibles en los peores momentos, porque son precisamente las que nos echen para adelante. Y esas cosas son el carácter de luchadores propio de las personas, el de superarse, la esperanza, las ganas de vivir y, sobre todo, la gente de nuestro alrededor. Esa gente que espera que seas fuerte, que te quiera viva y feliz y además estará contigo, físicamente o no, hasta que se extinga la desgracia.
Yo soy de las que piensan que tu estado de ánimo, en otras palabras, la forma de ver la vida, es relevante en el resultado. Para mí una de las medicinas imprescindibles. Yo tengo la confianza de que mi amigo le recuerde a su madre que se la tome todos los días… hasta que ojala volvamos a verla bien.

29 de agosto de 2010

Noche y Día

Cuenta una leyenda china la historia de dos amantes que jamás logran reunirse.
Se llaman Noche y Día.
En las horas mágicas del atardecer y el amanecer los amantes se rozan y están a punto de encontrarse, pero nunca sucede.
Dicen que si prestas atención puedes escuchar sus lamentos y ver el cielo teñirse del rojo de su rabia.
La leyenda afirma que los dioses tuvieron a bien concederles algún instante de felicidad y por eso crearon los eclipses, durante los cuales los amantes logran reunirse y hacer el amor.


Tú y yo también esperamos nuestro eclipse.
Ahora que hemos comprendido que ya nunca volveremos a encontrarnos, que estamos condenados a vivir separados, que somos la noche y el día.

19 de agosto de 2010

Momo, Shamrock y yo


Se sintió atraída, tanto como cuando algún peñasco me hipnotiza a mí para que lo trepe y pueda admirar la fuerza del océano, solo que ella no quería estar sola. Sentía curiosidad; lo sé porque descubría su cuellecito más de lo normal. Y también prefería irse con él, muy a mi pesar. Sin embargo se lo permití, aunque no pude evitar pensar qué fuerza atractiva podría desprender para que se acercase a un extraño. Aún así, noté que no era un extraño cualquiera, porque cuando alguien es del mundo, no es extraño para nadie. No hablaba, pero con su postura paciente decía que se podía confiar en él. Parecía tan confiada que ya no quise retenerla si quiera. Esperé pacientemente escrutando su figura intentando indagar dentro de él, pero se me hacía muy difícil con tal maraña que tenía por cabello ocultando su mirada, de modo que me quedé mirándole fijamente hasta que alguno de los dos cambiase su conducta, hasta ahora de reconocimiento. Llegó un momento en que el muchacho ladeó la cabeza hacia ella, como si mi tortuguita le hubiese saludado de repente y él hubiera salido de su distracción; ahí fue cuando me aproximé más a ellos, quizás para que me diese más tiempo a intervenir en el peor de los casos. Cuando la recogí la llamé Shamrock; me pareció un nombre que se ajustaba a la perfección a ella porque la encontré entre los tréboles de un paraje de Belfast y además era tan verde y mágica como un trébol, o Shamrock en irlandés. Entonces yo le encanté y se vino conmigo a pesar de que siempre ha sido tan ansia de libre al vidrio como cualquier otro reptil. Y ahora, por primera vez, parecía que quería ser poseída por él. Sostuve la hipótesis de que la razón fuera que él también era libre, o al menos aparentaba no tener ningún tipo de sujeción a las leyes sociales, y si estaba con él, ella también se sentiría libre.
Dos almas salvajes. Tal conclusión me hizo sentir miedo… aún era lo suficientemente egoísta como para dejarla escapar y no hice otra cosa que agarrar su cálido caparazón. Me costó atraerla hacia mí, más por mis propias barreras morales que por su fuerza. Entonces fue cuando habló. Dijo que su nombre era Momo y yo titubeante, aunque no sé si se refirió a mi o a Shamrock le respondí con el nombre de mi tortuguita y con que la cuidara. Sinceramente tenía la débil esperanza de que me contestara que no quería hacerse cargo para ella, sin embargo admitió que es duro separarse de alguien querido. Supe que me entendía y también que la dejaba en buenas manos aún si conocerle de nada, pero si mi tortuga le había elegido, tendría que confiar en su criterio, o al menos en su instinto. Le da dos golpecitos en su cabecita a modo de despedida y acto seguido se subió al regazo del muchacho. Dicen que cuando alguien se presenta deja de ser un extraño, por eso nunca olvidaré el nombre de Momo.

16 de agosto de 2010

¿Qué significa temer a lo desconocido?

A los críos se les suele inculcar el rehuir de los desconocidos y de cualquier cosa de la que desconozcan su naturaleza o nivel de peligrosidad; después, cuando crecen, dicen que “les dan respeto” tales cosas, y yo me pregunto cómo pueden decir que les guardan respeto a algo que solo inspira desconcierto.
Lo “desconocido” ha sido muy tratado en tramas psicológicas, espectrales, policiacas, astronómicas y demás, pero lo que tiene en común es el cierto repelús que nos da al intentar definirlo, normalmente con voz piano y breves silencios intercalados entre reflexión y reflexión.
En mi caso, tengo por seguro que lo desconocido me fascina en su esencia; algo que nuestra mente humana tras mucho discurrir aún no ha resuelto en claro me resulta realmente alucinante, pero que a la vez, esa fascinación no puede alienarse de intranquilidad y desasosiego, sobre todo si incide directamente en tu persona.
Por estos y más motivos no me puedo aclarar y no sé qué debo sentir; ¿motivación? ¿Curiosidad?, ¿miedo tal vez?... Supongo que una pizca de todo, sin embargo me temo que son fases sucesivas y conforme van avanzando los días no queda rastro de la motivación y la presencia del miedo se hace indiscutible.
También se le puede llamar desconocido cuando te ocurre algo del que no sabes su raíz aunque su consecuencia te haya llegado sin aviso ni permiso. Y con más razón aún si lo que te ocurre es causa directa de un desconocido. Entonces aquí todo es desconocido, incluso la reacción que debes tener ante esa acción…porque no suele ser positiva.
No quiero ser fatalista ni nada por el estilo, pero cuando la situación te desconcierta hasta tal punto que ni te imaginas cual va a ser tu futuro y ni si lo vas a tener si quiera, el primer punto es dejar constancia de tu preocupación como si de una nota de suicidio se tratase...

29 de junio de 2010

Los truenos de su tormenta

Como un golpe seco asestado al corazón,
más fuerte que el que luego él propinó,
que no le nubló la vista pero sí la razón
todo respeto e incluso amor le arrebató.
No fue un jarro de agua fría sino ardiendo
el que le cayó cuando traspasó el umbral
no pudo evitar hacia ellos salir corriendo
entonces nadie ni nada le podía parar.
Hizo lo que nunca deseó llegar a hacer
porque va en contra de toda ley y moral
pero la rabia no hacía nada más que crecer.
Cosas horribles se le pasaron por la cabeza
En vez de eso puso sus amenazas por delante
para acabar con todo y tanto sinvergüenza
agarrándola de la muñeca y echarles.
Esa escena no la deseaba ni la merecía
acabando apoyado sobre la pared vigilante
y con ojos que casi de asesino parecían
por el fuerte dolor que logró envenenarle.
Las injusticias de las que siempre le advertía
eran del mismo que sin ninguna explicación
desde hace tiempo indefinido las cometía
¡a quien no debía le falto consideración!
No entendió como pudo arruinar el amor
que fue promesa eterna y sin engaños
perdiendo su dignidad por un ajeno calor
que esa noche borró tantos dulces años.
Sin embargo debe guardarlo en secreto
sufriendo por quienes quiere y lo vieron
ya que tales oscuros y tristes sucesos
de sus heridas alma y memoria huyeron.
Aunque hay una persona en su vida
que sí oye los truenos de su tormenta
y estará para darle cura a la herida
que en silencio sangra y se lamenta.

16 de junio de 2010

15 de junio de 2010

Soñadores que no mueren de realidades

Tras salir parcialmente de un estado de inconsciencia (sí, soy una inconsciente, pero menos que aquel que no reconoce serlo) y con la mente más hundida en el alma, puedo percibir el mundo en el que estamos, no como uno que nos ha sido impuesto sino como con el que somos partícipes, el cual cambiamos y manipulamos a nuestro antojo.
Ahora me doy cuenta de lo mal que sabemos aprovechar su esencia y de las ideologías de hojalata que encierran nuestra mente; si seguimos así estaremos relegados a ser chatarra de ese mundo que apenas conocemos.
Nos da miedo sentir, por eso no indagamos en emociones que nunca hemos explorado por temor a no encontrarnos o no saber reaccionar, incluso porque nos pueda gustar… entonces querremos ver qué pasa si nos adentramos un poco más, mas no poder frenarlo sería un error para nuestro roll robotizado.
Pero ahora pienso y creo que el hecho de que se puedan romper nuestros esquemas no es malo sino todo lo contario, emocionante tal vez. Si eso pasa significaría que he sobrepasado los límites que hubiera puesto inintencionadamente a mi mente, y el haber sentido algo insospechado, distinto o puede que contradictorio, sería un gran descubrimiento. Habré traspasado uno de los muchos dinteles que nos llevan al conocimiento del mundo.
Repito que no sabemos casi nada de él, a pesar de estar convencidos de controlarlo, y estamos aún más lejos de conocernos a nosotros mismos: nuestro cuerpo, nuestras capacidades, nuestros deseos más ocultos, nuestras limitaciones o incluso nuestros sueños. Esto de hablar de sueños no es asunto fácil de tratar, o como se diría, no es moco de pavo.
Estoy viendo una película que no creo que pasara a la gran pantalla, ya que está catalogada como erótica (que no porno) solo porque refleja una visión poco común del tratamiento de los sentimientos, haciéndote pensar, puede que desgraciadamente, que tú eres demasiado simple en comparación. Dicha película va sobre películas, y las películas las crean soñadores, a los cuales no les vincula el dicho “quien vive de sueños, muere de realidades” ya que estos soñadores hablan de la realidad, o mejor dicho, de las realidades en las que estamos envueltos porque no hay solo una a mi parecer, sino multitud en función de cómo y en qué medida experimentes la vida… de cómo percibas y cambies el mundo.
Algunos cineastas son una parte de los soñadores que están situados, por suerte o por desgracia, en otra perspectiva. Ellos no son extras, son protagonistas; no son los que esperan ser rescatados, sino que son caballeros que luchan con valentía contra el temor a saber una verdad que está más allá de lo superficial, y también mesías, en tanto que son visionarios que plasman en actos lo que ellos descubrieron para dárselo a conocer a todos. Si consiguen romper el caparazón de conformidad de tan solo un corazón, dejándolo en libertad para encontrar por sí mismo, se darán por satisfechos.
Pero estos solo son una parte. Hay más soñadores porque hubo huelguistas, primero universitarios y después trabajadores, en los años de la opresión, pacifistas entregados en época de guerra, escritores rebeldes indispuestos a dejar de pensar… tanto unos como otros: soñadores que no mueren de realidades.