6 de septiembre de 2010

Medicina indispensable

Hoy voy a hablar un poco de una enfermedad que te coge por los cuernos en el momento más inesperado y que es tan contundente que se hace muy difícil de asimilar, tanto por la víctima como por sus familiares como un buen amigo mío…


Si bien algunas leucemias tienen carácter fulminante, otras pueden ser enfermedades indolentes, de presentación insidiosa. Ya que no existe ningún síntoma que por sí solo y de manera específica permita diagnosticar esta enfermedad, el método más seguro para confirmar o descartar el diagnóstico, en casos seleccionados, puede ser realizar una biopsia de la médula ósea. Algunas de sus manifestaciones clínicas más importantes son: decaimiento, falta de fuerzas, mareos, nauseas, inapetencia, disminución de peso importante, fiebre y escalofríos que duran varios días sin una causa aparente, sensibilidad ósea, dolores articulares y de extremidades, sangramiento y anormal y hematomas, palidez de piel… un sinfín de injusticias que empiezan a darse en ti sin poder evitarlo.
La impotencia de los seres queridos es tal que no tardan un segundo en ofrecer su médula espinar. Mi amigo sabe que muy bien que sufrirá intensos dolores de espalda durante meses, pero nada comparado con lo que está padeciendo su madre. Al fin y al cabo, el amor hacia una madre trasciende hasta dar su vida por ella.
Los amigos a veces no sabemos como actuar; unos no hablan del tema por miedo a meter la pata, otros actúan como si nada pasara intentando animarlo, otros tantos intentan que hablen del tema para que se desahogue, mientras que otros le dan ánimos y les prestan su coraje, aunque ninguno sabe si lo está haciendo bien, ya que nunca es suficiente en estos casos.
Como siempre, “cáncer” es una palabra que aterra y, sobre todo, que siembra una impotencia a veces imposible de sobrellevar allá por donde pasa. Arrasando. Desde aquí, inútilmente le mando mi apoyo a esa familia que hace poco pasó por otro cáncer. Me hace pensar, y supongo que no soy la única, lo mal repartidas que están las desgracias… hay tantas y de tantas índoles que es complicado que no nos toque alguna.
¿Pero sabéis qué? Que la vida nos recuerda, y si no lo hace ella lo hará alguien querido, que no debemos enterrar todas las cosas buenas que siempre están a nuestro alcance de donde poder agarrarnos cuando vienen los huracanes, nos ayudan a que no nos traguen, y sin embargo en esos precisos momentos olvidamos que las tenemos. No hay que dejar que se nos hagan invisibles en los peores momentos, porque son precisamente las que nos echen para adelante. Y esas cosas son el carácter de luchadores propio de las personas, el de superarse, la esperanza, las ganas de vivir y, sobre todo, la gente de nuestro alrededor. Esa gente que espera que seas fuerte, que te quiera viva y feliz y además estará contigo, físicamente o no, hasta que se extinga la desgracia.
Yo soy de las que piensan que tu estado de ánimo, en otras palabras, la forma de ver la vida, es relevante en el resultado. Para mí una de las medicinas imprescindibles. Yo tengo la confianza de que mi amigo le recuerde a su madre que se la tome todos los días… hasta que ojala volvamos a verla bien.

1 comentario:

  1. Y que así sea... y la volvamos a ver feliz*
    Y a él también, ahora mas que nunca necesita nuestras llamadas, nuestros abrazos y nuestro cariño =)

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