16 de mayo de 2010

Bastión de ecuanimidad

Aborrecida de tal susceptibilidad exacerbada y cada vez menos apetente de jolgorios irónicos, me quedo en mi casa. Estaba vez me acompaña la soledad y una mosca ¿qué has venido a hacer aquí, acaso quieres aburrirte conmigo? La mosca revolotea hasta el marco de la puerta, bastión de ecuanimidad, y se larga; quizás se haya sentido tan sobrante como yo, que soy como el ventilador en invierno o la calefacción en verano. Aunque ahora me dejo de temperaturas: acaba de pitar el segundo termómetro que me pongo esta tarde (sé que es por la tarde por el reloj) y éste también marca 35 ¿estaré muerta? Me pongo guantes para no congelar el cuaderno que absorber para esta dura semana que se me avecina… debería haberlo supuesto: las preocupaciones y la depresión tiran a la basura mis defensas y acaban por pasarme factura. El timbre me avisa de que llega un visitante; intento parecer una enferma débil y dulce pero la bazofia de pensamientos congestionados escriben en mi frente “no tengo ganas de nada”. Aun así el visitante me coge las manos y parece que un hilo de calor empieza a enrojecer mis pálidas mejillas. Algo más humana, el timbre insiste y llegan tres visitantes más, a la par que el primero se va. Ceno ligero porque mi boca solo me pedía una pastilla milagrosa de esas que no existen, y me voy a dormir ¿descansaré también?
Me despierto sudando; ya solo soy un gran constipado. Estoy sola de nuevo en mi casa me pongo a cantar carrasposamente mientras realizo las tareas habituales de los sábado-mañana. Vuelve a llegar el visitante, me dice que estoy preciosa ¿estará ciego?, se va, almuerzo, estudio, estudio, estudio…




…estudio, estudio y recibo una llamada. Ya tengo planes para esta noche… celebramos nuestros 5 meses con risas y tontunas intercaladas.

Pero los planes acabaron planeando sin alas.
(¿Vale la pena que siga? oh no, creo que no)

10 de mayo de 2010

¿Inspiración vs razón?

Sacudimiento extraño
que agita las ideas,
como huracán que empuja
las olas en tropel.

Murmullo que en el alma
se eleva y va creciendo
como volcán que sordo
anuncia que va a arder.

Deformes siluetas
de seres imposibles;
paisajes que aparecen
como al través de un tul.

Colores que fundiéndose
remedan en el aire
los átomos del iris
que nadan en la luz.

Ideas sin palabras,
palabras sin sentido;
cadencias que no tienen
ni ritmo ni compás.

Memorias y deseos
de cosas que no existen;
accesos de alegría,
impulsos de llorar.

Actividad nerviosa
que no halla en qué emplearse;
sin riendas que le guíen,
caballo volador.

Locura que el espíritu
exalta y desfallece,
embriaguez divina
del genio creador...

Tal es la inspiración.

Gigante voz que el caos
ordena en el cerebro
y entre las sombras hace
la luz aparecer.

Brillante rienda de oro
que poderosa enfrena
de la exaltada mente
el volador corcel.

Hilo de luz que en haces
los pensamientos ata;
sol que las nubes rompe
y toca en el zenít.

Inteligente mano
que en un collar de perlas
consigue las indóciles
palabras reunir.

Armonioso ritmo
que con cadencia y número
las fugitivas notas
encierra en el compás.

Cincel que el bloque muerde
la estatua modelando,
y la belleza plástica
añade a la ideal.

Atmósfera en que giran
con orden las ideas,
cual átomos que agrupa
recóndita atracción.

Raudal en cuyas ondas
su sed la fiebre apaga,
oasis que al espíritu
devuelve su vigor...

Tal es nuestra razón.



Con ambas siempre en lucha
y de ambas vencedor,
tan sólo al genio es dado
a un yugo atar las dos.
Bécquer

9 de mayo de 2010

Les oiseaux

Il racontait avec sa voix douce, un peu essoufflée, les histoires de ces oiseaux qui volaient longtemps au-dessus de la champagne, quand la terre glissait sous eux avec ses rivières en méandres, les petits arbres plantés le long des routes pareilles à des rubans noirs, les maisons aux toits rouges et gris, les fermes entourées de champs de toutes les couleurs, les prairies, les collines, les montagnes qui ressemblaient à des tas cailloux.
Il racontait aussi comment les oiseaux revenaient toujours vers leur maison, en lisant sur le paysage comme sur une carte, ou bien en naviguant aux étoiles, comme les marins et les aviateurs.
Les maisons des oiseaux étaient semblables à des tours, mais il n’y avait pas de porte, simplement des fenêtres étroites justes sous le toit.
Quand il faisait chaud, on entendait les roucoulements qui montaient des tours, et on savait que les oiseaux étaient revenus.

1 de mayo de 2010

Necesidad de aire abstracto

No me da miedo lo que pueda encontrar en tu interior cuando te leo la mente, lo que puedan reflejar tus ojos o lo que puedan decir tus silencios. Es cierto que nadie sabe lo que puedes hacer por mí cuando simplemente me esperas y lo amadas que se sienten mis manos.

Pero empezaste a temblar el día que te dije que temía por las dos palabras especiales, que dejarían de serlo si seguías derrochándolas.
No habías sospechado que yo fuera tan abstracta, allí tan tumbada sobre esa superficie verde, tan supraimpulsiva… y me miraste con la boca fruncida del temor a ahogarte con mis confesiones, sin embargo tus ojos se clavaron en el verde. No llevaban enfado, ni incomprensión, solo estupefacción y arrepentimiento. Sobre todo terror. Me pareciste tan indefenso y herido que sentí el arrebato de abrazarte… entonces mis labios, a dos centímetros de los tuyos, te dijeron que no tenían intención de separarse de los tuyos pero que sí deseaban coger aire más a menudo. No sospechabas que todo llevaría a ahogarme en tu rebosante apego, ni que para mí las más bellas palabras no dicen más que los gestos apenas perceptibles, ¿acaso no sabías que creía en el discreto encanto de las pequeñas cosas? Te demostré que la cantidad no significa calidad.
También te quedaste sobrecogido cuando deshice todas tus retales de artificiosidad y te hice pensar más allá; profundizaste hasta que descubriste que no era todo igual que en zona superficial, sino que me encantaba tu naturalidad… fue todo tan fácil. Llegamos a la misma visión los dos juntos, cogidos de la mano, al mismo tiempo, demostrándome que puedes conocer mi ser totalmente sincero. El alivio se apoderó de mí mientras tú dejabas de temblar poco a poco, agarrándome cada vez con más fuerza.